No soy muy partidaria de hacer balance del año, pero no sé por qué, siempre lo acabo haciendo. Sin dejarme guiar por las sensaciones del momento, este año ha sido bueno a nivel personal. Comencé amando, mucho, muy fuerte y muy bien. Reí y sonreí, apenas lloré y fui muy feliz. Poco a poco eso se marchita… Y acabé odiando lo que un día amé, pero siempre me gusta sentir algo, aunque sea odio o dolor, siempre lo digo, de esta manera me siento viva. Volví a sonreír al lado de la misma persona, volví a compartir, pero por poco tiempo. Era un círculo vicioso. Me reencontré con buenos amigos y pasamos días maravillosos juntos. Gané mi primera liga, habiendo estado jugando más de diez años, jugué como me gusta jugar y a lo que me gusta y sentí lo que es ganar todo durante una temporada entera, batiendo récords: Liga, torneo de Manresa e Iber Cup. Acabé primero de bachillerato, sin perder la ilusión por los estudios. Y en ese tiempo conocí gente nueva y buena gente, que no es lo mismo… Verano espectacular por tierras portuguesas y alcarreñas, noches fugaces de fiesta. Cumplí los 17, me hice un poco menos joven. Después volví a la rutina, sin perder la sonrisa. Aunque mi año no ha sido una montaña rusa, sino el mismísimo abismo. Empecé muy muy alto y si tocas techo, sólo puedes bajar… y así fue. Aprendí de quienes estaban a mi lado, supe elegir con quien terminar relaciones y cortar por lo sano, supe no elevar el tono ante cualquier situación, sino elevar ideas, y no bajar nunca la cabeza. Caí. Califiqué a cada persona por lo que hacía, no por lo que aparentaba o yo pensaba y acerté. Cambié mis prioridades y me puse objetivos al otro lado del charco, que estoy segura que cumpliré. Viví un 3 de octubre magnífico, nos estuvimos esperando tres años y ese día hubo choque de trenes, nos devolvimos todo lo no dado. También empecé el último año de instituto, con buenos resultados. Y por último, ahora estoy andando en círculo con un pensamiento en medio, espero que poco a poco olvidado, ya que no vale la pena lo que no te valora. He perdido gente y ganado otra tanta, y aprendido a que siempre la mano basta para contar los amigos. Que algunos son de pega, otros siempre te van a acompañar por el camino. Que dirán y dirán, pero nunca optaré por seguir la corriente. He sabido valorar lo que tengo, y no esperar nada de nadie. He sabido no tener miedo a equivocarme y a corregir errores. En definitiva, he aprendido a vivir. Mucha paz, mucha salud y mucho amor para el año que llega. Feliz 2014.
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