Algo sorprendente, inesperado, increíble. No podía entenderlo. Yo había dado lo mejor de mí y durante un tiempo eso había funcionado. Pero un día, alguien destrozó mi mundo perfecto e introdujo dolor sin estar preparada para afrontarlo.
Comencé sintiendo pena por la injusticia cometida, dando paso a un sentimiento que no conocía y que me pedía venganza. Por primera vez pude experimentar lo que era el odio.
Viví así durante mucho tiempo hasta que comprendí que esto no me llevaba a nada. No lograba mi objetivo, no me sentía mejor y no cambiaba nada de lo que había ocurrido. Todo seguía igual, salvo una cosa, mi dolor se hacía más fuerte. Me había quedado estancada y al no dejar pasar el daño cometido no avanzaba.
La injusticia existe y existirá hasta el fin de los tiempos. Pero cuando nuestro odio es demasiado vivo nos coloca por debajo de lo que odiamos.
Comencé sintiendo pena por la injusticia cometida, dando paso a un sentimiento que no conocía y que me pedía venganza. Por primera vez pude experimentar lo que era el odio.
Viví así durante mucho tiempo hasta que comprendí que esto no me llevaba a nada. No lograba mi objetivo, no me sentía mejor y no cambiaba nada de lo que había ocurrido. Todo seguía igual, salvo una cosa, mi dolor se hacía más fuerte. Me había quedado estancada y al no dejar pasar el daño cometido no avanzaba.
La injusticia existe y existirá hasta el fin de los tiempos. Pero cuando nuestro odio es demasiado vivo nos coloca por debajo de lo que odiamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario