20 de diciembre de 2014

Con la que está cayendo en estos tiempos que corren

“En estos tiempos que corren…” ¿Quién no ha oído en este último año esa frase más de diez veces? Sin mencionar la típica “con la que está cayendo” con la que tanto nos torturamos los oídos. No valen para nada esas frases si no se actúa. Con la que está cayendo en estos tiempos que corren hay que salir a la calle, a gritar, a que sean esos altos cargos los que pronuncien esas frases, los acongojados, que sean ellos los que tengan miedo, que nosotros somos los que tenemos que mover esto. Hay que actuar para comenzar el cambio. Parar en seco los tiempos que corren y no se detienen a mirar la situación. Atropellar con esos tiempos que decimos que corren a tal velocidad a toda falsa esperanza, a todo falso rescate, a todo el blablablá de ese Rajoy o Aguirre, o de todos aquellos que ven en ellos un claro ejemplo de futuro. Hagamos que suceda un nuevo país, uno del que no se tenga que salir para estudiar y trabajar, o simplemente para vivir, para sobrevivir. Un país del que no se rían, un país al que tomen en serio, del que investigadores no tengan que salir por no ser financiados. ¿Por qué tenemos que ser un país de pandereta?
“España”, dicen muchos con la boca llena, engordando cada vez que lo pronuncian… Los mismos que tienen la cabeza metida en su propio monedero verde y no ven que otros no tienen ni un solo euro. Que mientras ellos piensan si comprarse un Audi o un Mercedes hay otros, gente que miran a los ojos por la calle, que están decidiendo si comprar leche o galletas porque tienen que hacer cuentas para llenar la despensa. ¿Por qué derechas o izquierdas? ¿Para qué líderes inservibles? No me sirven de nada aquellos extremos si la vivienda o el trabajo ya solo es derecho de unos pocos, de aquellos banqueros inmersos en montones de dinero. Si la sonrisa las derribó hace mucho la subida del IVA. Si la infanta tiene más privilegios que cada uno de los que paga su gran sueldo o el de su, cada día más, extensa familia. ¡Que no hay justicia! Si la Ley Mordaza choca directamente, de nuevo, con los derechos. Si día a día encontramos que hay más gente que ve su ejemplo en muñecos televisivos porque lo ven más fácil que pagar su educación, aquella que se creía pública.

Quieren dormirnos, pero no saben que nos animan a soñar más fuerte. Despertemos.

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