No eras tú, ni yo... Era el tiempo. No coincidía, no se adueñaba de lo que nosotros queríamos. A duras penas concluimos por dejar el amor a un lado, dejar el orgullo, el fracaso. Te dio por llorar, por mal decir el pasado, por pensar que fuiste idiota, por forzar algo olvidado. Me dio por abrazarte para borrar esas lágrimas marcadas en tu mirada de tanto sufrimiento escondido. Nos dio por reír, hablar de nosotros, de ti, de mí, de todo lo que nos hemos perdido por no estar a la altura al estar separados. Y ahora... Entre tanta ida y venida, me dices que no eres tú el que hablaba, que olvide, que no recuerde esas palabras dichas por alguien que no creía en el no, en el perdón. Perdóname por quererte, perdóname por odiarte, perdóname por cambiar cada día de pensamiento al saber que tú también lo haces. Olvídate de quererme, recuerda para olvidarme porque sin mí eres libre y conmigo ya... te crees alguien.
Nadie entiende el nosotros, nadie entiende las voces que gritan un adiós encerrado en una cante de guitarras saludándose.
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