17 de junio de 2014

Buscando sacar raíz

A veces es jodido, sí, marcarte una sonrisa y que brille tanto que se tapen todas las cicatrices. Una de esas que parecen como pintadas, como que al girarte ya no va a estar... pero tú mírame que yo estiro la boca. Es lo que toca. Porque eres tan orgullosa que no dejas que nadie vea esas cicatrices. No dejas que nadie entre en ese mundo que tienes en tu cabeza. Ni tú misma, casi tienes que ir con una excavadora para buscar los sentimientos que tienes en el fondo, muy muy profundo. Y claro, no quieres rebuscar mucho, ni revolver mucha tierra, que a lo mejor salen cosas que no quieres recordar, que ya ni si quiera creías que estaban ahí, buscando sacar raíz. Te conviertes en herrero, forjas tu propia cárcel, creyendo que cualquier día puedes coger la llave y salir de ella, de tu zona de confort, sin saber que ya la has perdido para siempre. A penas quieres echar a volar al escapar de esos barrotes y te das cuenta de que ya has olvidado cómo hacerlo. Que aquellos tiempos en los que casi no pisabas el suelo ya no volverán. Que así, sin darte cuenta, de la hostia que te has dado al caer de las nubes, te has roto las dos piernas, no te funciona un pulmón y se te ha obstruido el corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario