1 de mayo de 2014

El arte de fingir

En realidad, eres tú quien me mata y a la vez me hace más fuerte. Eres aquel con el que sueño y quien conmigo nunca lo hace. Y yo, sinceramente, me pregunto el porqué de no poder ser tus "buenos días princesa" o tus "no te preocupes, que todo va a estar bien". ¿Por qué coño nunca está nada bien? ¿Por qué pongo cara de póquer cuando hablan de otra que no soy yo o murmullan a mis espaldas si ahora de quien me he enamorado ha sido de ti? Y es que tengo tantas preguntas sin respuesta... Será que tú eres una irracionalidad, sobre el que giran todas las dudas, porque de lo único de lo que no dudo es de que mi mundo gira en torno a ti. Veo tu nombre en la sopa de letras, en las matrículas de los coches la fecha en que te dirigiste hacia mí, con las estrellas comparo tus ojos y me imagino contigo en la playa en cada esquina de Madrid. Rimo todo con tus besos, no me sale otra cosa que escribir sobre ti y, además, en cada verso me veo un poco más alejada de lo que siempre buscaba ser y nunca fui. No me hagas caso si te digo que ya no te quiero, que no te recuerdo o que nunca pienso en ti, porque, ya ves, mi vida, que cada traza aquí marcada expresa un poquito de todos los rincones que tatuaste en mi. Escúchame cuando te diga que siempre te esperaré, eso no lo digo a cualquiera, sino que lo digo por primera vez. Ni te imaginas el daño que me haces padecer al verme en tus ojos reflejada sin el mismo brillo con el que están los míos, pero eso no depende de ti, de mi depende el enamorarte día tras día, aunque intente fingir. Fingir que no te pierdo, fingir que te perdí, fingir que no me muero al verte cada día aún más lejos de mí, al imaginarme cada noche en otro lugar, ya lejos de aquí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario