26 de octubre de 2013

Cada uno de los significados del verbo amar

Sentimientos, recuerdos... Hace ya tiempo de la primera vez, contigo, en mayúsculas... Marcando un antes y un después. En un otoño frío fuiste capaz de ser estufa, esa que hace del lugar más mísero y humilde un sitio acogedor en el que poder quedarte. Ahí, acurrucada, entre abrazos, en tus brazos. Como una revolución primaveral en pleno otoño, amor clandestino en un invierno profundo. Que enero no nos quitó la ilusión, que aquella plaza fue testigo. Que guarden los besos, que cierren la puerta de la realidad, que me den con ella en toda la cara, que me da igual. Yo me quedé ahí... Sumida en cada rincón de tu espalda, en cada peca y recoveco.
Y mira... Desde que viví un yo contigo, no he visto un yo conjugado mejor. No he sentido el mismo roce de dos pieles concurriendo en un punto. No percibo un beso tan perfecto como aquel primero tuyo, ni unos ojos tan claros como los que vi al susurrar un te quiero. Ni el mismísimo aire que me rodea posee el mismo oxígeno... Se puede decir que eres el error más bonito que he vuelto a cometer, en el que he vuelto a caer; se puede decir que caigo si te veo caer; y que me parto, si hace falta, para rellenar tus huecos si no te sientes completo... Que puede ser inefable el olor de tu pelo de después, o cada palabra a centímetros.
Pero... Un yo, para mí, siempre va a tener el mismo significado y el tú... ya no se personifica igual. Al imaginarme un tú, no te veo ni reconozco... Ahora es otro, amor, el guía de mis sentidos, el guía de ese momentáneo infinito, el que ahora mismo responde a cada uno de los significados del verbo amar.

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