24 de abril de 2013

Montaña de la vida

Volver. Volver a nacer creyendo, escalando la montaña de sueños hasta una cima pasajera en la que nada se encuentra. Saltar, saltar cayendo de pié. Y volver a subir porque aún me quedan fuerzas. Subir a gatas, solo para vivirlo de otra manera. Y vivirlo disfrutando. Volver a llegar, sin dar un mal paso pero cayendo y de nuevo sonriendo. Qué suerte, oye. Otra vez estoy de pie. ¿Si continúo subiendo feliz y caigo segura de mí, seguiré cayendo? Claro, y de pie para después poder elegir cómo volver a subir.

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