6 de noviembre de 2012

No cuesta nada

Kimbo sigue siempre presente en la familia, vivirá siempre, siempre lo recordaremos.
Hace cosa de un mes vi este pequeño texto por intenet que simula la carta de un perro que murió a su amo:


No llores por mí. Me has dado un hogar donde cobijarme, me has proporcionado alimento y sobre todo, me has dado tu amor y tu compañía. Lo último que querría es verte sufrir por mí. Ahora que no estoy contigo, no quiero verte triste. Deseo que cuando pienses en mi sonrías, pues así sabré que mi recuerdo te hace feliz. Quiero que recuerdes los buenos momentos que compartíamos, nuestras muestras de cariño, nuestros juegos... y si alguna vez te defraudé, o me porte mal, perdóname… Y, por favor, no tires mis juguetes, ni mi cama, ni mis cosas, porque en este mundo hay muchos otros colegas que viven en soledad, tristes y sin cariño... muchos que darían su vida por compartir la tuya. No, no lo digas, no digas que no quieres tener mas animales... eso me hace pensar que el tiempo que estuve contigo no te hice feliz. Por favor, que mi muerte no sea en vano, que sirva para que otro tenga la suerte de poder vivir y conocer lo maravillosa que es tu amistad, que conozca la verdadera ‘vida de perro’, que descubra el cariño. No estés triste... Yo no lo estoy, porque sé que guardas ese rinconcito especial para mí en tu corazón.

Nada más volver de la República Checa ya había un nuevo miembro más en la familia. Adoptado, seis meses, mestizo, juguetón, cariñoso. Indi, bienvenido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario