23 de diciembre de 2011

Hace ya más de un año

Nunca supimos ponerle nombre a aquello. Hoy quiero ir allí y respirar el aroma de aquel punto muerto que aún vive en mí. Volver a ser aquella niña alegre, sonriente e ilusionada. Hacer de un megáfono una excusa para decirte todo lo que me importas. Ya no sé como agradecértelo. Te ofrezco mi futuro sin pensarlo dos veces, para hacerlo nuestro. ¿Para qué la nostalgia? Tú, tan risueño, tan espléndido, tan diferente, tan simpático, tan querido, tan bonito, tan brillante, tan dulce, tan generoso, tan solidario, tan completo, tan correcto y tan único. Jamás se me acabarían las palabras que dedicarte, ni los adjetivos para describirte, pues eres un libro sin fin. Contigo he reído, he llorado, me he sentido querida, me has abrazado, contigo he crecido y madurado. Me has enseñado a luchar por lo que quiero, y no parar hasta el final. El que me levanta siempre los ánimos, el que me da siempre su apoyo... En mi corazón siempre permanecerás vivo, siempre. Sé que cuando mire al cielo, tú serás la estrella que más brille, siempre clavado, cada semana, cada mes, cada año, cada lustro, cada década, cada siglo. Sé, que aunque no te veo te alegras de que siempre te lleve dentro. Cuando te veo o me acuerdo de ti, me siento orgullosa de lo que tenemos, de lo que llevamos dentro y de lo que expresamos con sólo mirarnos. Como me apego y me entiendes. Sólo tú me llenas de eso que es indescriptible. Los obstáculos se me hacen pequeños. Deseo reír contigo en todos los momentos, pero es un premio, es un regalo que cualquier persona debería recibir, y estoy agradecida eternamente de poseerlo. Y ahora ya no tengo dudas. No tengo remordimientos, ya no tengo sombras, no tengo pecado, no tengo pasado. Lo tengo, pero lo has cambiado. Sólo tengo unas ganas inmensas de volver a empezar. Y de ser feliz, contigo. Y siento que esa sensación me une más a ti minuto a minuto, día tras día...

No hay comentarios:

Publicar un comentario