Nunca
supimos ponerle nombre a aquello. Hoy quiero ir allí y respirar el aroma de aquel punto muerto que
aún vive en mí. Volver a ser aquella niña alegre, sonriente e
ilusionada. Hacer de un megáfono una excusa para decirte todo
lo que me importas. Ya no sé como agradecértelo. Te
ofrezco mi futuro sin pensarlo dos veces, para hacerlo nuestro. ¿Para
qué la nostalgia? Tú, tan risueño, tan espléndido, tan diferente,
tan simpático, tan querido, tan bonito, tan brillante, tan dulce, tan
generoso, tan solidario, tan completo, tan correcto y tan único. Jamás se me acabarían las palabras que
dedicarte, ni los adjetivos para describirte, pues eres un libro sin
fin. Contigo he reído, he llorado, me he sentido querida, me has
abrazado, contigo he crecido y madurado. Me has enseñado a luchar
por lo que quiero, y no parar hasta el final. El que me levanta siempre los ánimos, el
que me da siempre su apoyo... En mi corazón siempre permanecerás vivo, siempre. Sé
que cuando mire al cielo, tú serás la estrella que más brille, siempre
clavado, cada semana, cada mes, cada año, cada
lustro, cada década, cada siglo. Sé, que aunque
no te veo te alegras de que siempre te lleve dentro. Cuando te veo o me
acuerdo de ti, me siento orgullosa de lo que tenemos, de lo que llevamos
dentro y de lo que expresamos con sólo mirarnos. Como me apego y me
entiendes. Sólo tú me llenas de eso que es indescriptible. Los obstáculos se me hacen pequeños. Deseo reír
contigo en todos los momentos, pero es un premio, es un regalo
que cualquier persona debería recibir, y estoy agradecida eternamente de
poseerlo. Y ahora
ya no tengo dudas. No tengo remordimientos, ya no tengo sombras, no
tengo pecado, no tengo pasado. Lo tengo, pero lo has cambiado. Sólo
tengo unas ganas inmensas de volver a empezar. Y de ser feliz, contigo. Y
siento que esa sensación me une más a ti minuto a minuto, día tras
día...
No hay comentarios:
Publicar un comentario